La transición energética es esencial para la intralogística. Conozca su impacto, tecnologías clave y cómo puede ser más eficiente.
El concepto de transición energética representa un cambio global. Consiste en un viraje de las fuentes de energía tradicionales (combustibles fósiles) hacia alternativas más limpias y sostenibles. Estas incluyen electricidad, energías renovables, biocombustibles o hidrógeno. Dicho cambio no es una moda pasajera, es una exigencia creciente para toda la industria. También es vital para el sector de la logística y la intralogística, que busca ser más resiliente.
Esta transformación se impulsa por múltiples factores. Primeramente, las regulaciones ambientales son ineludibles, al igual que los objetivos de sostenibilidad. Sin embargo, también es una cuestión de costes operativos a largo plazo. Además, fortalece la reputación corporativa y la resiliencia operativa de las empresas. Por ello, adoptar fuentes de energía eficientes permite a las compañías reducir su dependencia de suministros volátiles y minimizar su huella de carbono. Por esta razón, el sector de la logística está bajo el foco. Su eficiencia energética es crucial para la cadena de suministro global.
En este artículo exploraremos a fondo el significado de la transición energética dentro de la cadena logística. Analizaremos su impacto concreto; y también, veremos las herramientas que permiten a su negocio acelerar este cambio. Si su meta es optimizar su almacén, debe seguir leyendo. Alinearse con un futuro más eficiente y sostenible es crucial. Le invitamos a conocer todo al respecto.
La transición energética tiene un impacto profundo y multifacético en la cadena logística. Transforma la infraestructura de los almacenes; e igualmente, cambia la forma en que se mueven las mercancías. En consecuencia, las empresas deben empezar a repensar sus operaciones y a integrar tecnologías más limpias y prácticas más eficientes.
Esta transformación no solo afecta la sostenibilidad; también influye en la eficiencia operativa. Afecta además los costes de explotación a largo plazo.
Los cambios se sienten en diversos frentes e impulsan la adopción de nuevas soluciones tecnológicas y operacionales. Entender estos efectos concretos es esencial. Resulta crucial para cualquier responsable de logística o almacén que busca adaptarse a la nueva realidad energética. A continuación, desglosaremos las áreas clave donde esta transición está generando el mayor impacto.
La electrificación es un pilar central en la transición energética dentro de la intralogística. El foco está en sustituir equipos propulsados por combustibles fósiles y en cambiar las tecnologías de plomo-ácido. Se opta ahora por opciones eléctricas. Por lo tanto, la adopción de carretillas eléctricas es una tendencia imparable.
Esta migración se facilita por los avances en la tecnología de baterías de litio. Dicha tecnología ofrece una mayor eficiencia energética. Además, su vida útil es más extensa. Permite cargas intermedias sin degradación; esto minimiza los tiempos de inactividad de las carretillas. Aparte de ello, la electrificación no se limita a las carretillas. Se extiende a otros elementos del almacén, e incluye vehículos guiados automáticamente (AGVs) y robots móviles. Por consiguiente, la transformación es integral en el equipo de manutención.
Integrar fuentes de energía renovable directamente en las instalaciones es otro efecto tangible. Es parte de la transición energética. Cada vez más almacenes optan por instalar paneles fotovoltaicos en sus cubiertas. Esto les permite generar su propia electricidad.
La energía autogenerada se utiliza para alimentar las operaciones diarias, incluyendo la iluminación y la climatización. Fundamentalmente, se usa para la carga de las flotas de equipos de manutención. Además, esta generación renovable se combina con sistemas de almacenamiento de energía (Energy Storage Systems). Esto maximiza el autoconsumo y asegura un suministro estable. Gracias a eso, la dependencia externa disminuye considerablemente.
La digitalización es un catalizador fundamental en la búsqueda de la eficiencia energética. Por lo tanto, tecnologías como los Sistemas de Gestión de Almacenes (SGA/WMS) permiten una mejor gestión.
Del mismo modo, los sistemas de gestión de flotas optimizan las rutas. Esto afecta a las carretillas elevadoras y los AGVs. Se reducen las distancias recorridas y el consumo energético asociado.
Asimismo, la monitorización constante del rendimiento energético es importante. Se aplica a los equipos y las instalaciones. Ofrece datos valiosos que sirven para identificar ineficiencias. Permite aplicar medidas correctivas de forma proactiva.
Igualmente, la automatización es crucial y sistemas como los miniloads o los transelevadores la facilitan. Reduce la dependencia de equipos de gran consumo y enfoca la energía donde es estrictamente necesaria. Es un factor decisivo.
La logística verde abarca un conjunto de estrategias. Están orientadas a minimizar el impacto ambiental de todas las operaciones logísticas. Entre ellas, se encuentran:
El consumidor actual está más consciente del impacto ambiental de sus compras. Esto ocurre particularmente en el sector de la venta al por menor y el comercio electrónico. En consecuencia, exigen transparencia y prácticas sostenibles a las empresas.
Dicha presión desde la demanda es notoria; y se traduce en una necesidad para las compañías logísticas. Allí deben demostrar su compromiso con la transición energética y la sostenibilidad.
Esta influencia se manifiesta en una preferencia creciente por ciertas marcas. Son aquellas que minimizan su huella de carbono. Esto obliga a las empresas a acelerar su adopción de tecnologías limpias. Es la única forma de mantener su competitividad y reputación. La transición energética es, por tanto, una ventaja competitiva.
Las políticas y regulaciones ambientales se están volviendo más estrictas. Eso ocurre tanto a nivel europeo como nacional. Como resultado, fuerzan a la industria a reducir sus emisiones, así como a adoptar fuentes de energía limpia. Algunos ejemplos de ello son las normativas sobre eficiencia energética en edificios y las metas de descarbonización. La red eléctrica es fundamental.
Además, el cumplimiento de estas normativas ya no es opcional. Por lo tanto, las empresas logísticas deben invertir en la transición energética. No solo es por ética. Es vital para evitar sanciones y para mantenerse dentro del marco legal. La previsión es clave en este ámbito.
Aunque la transición energética es imperativa, conlleva ciertas barreras que deben gestionarse con inteligencia. Algunas de ellas son:
La transición energética genera muchas inquietudes en el sector logístico, en especial en tecnología, economía y el marco regulatorio. Entender estos puntos críticos es fundamental, ya que ayuda a tomar decisiones de inversión informadas.
A continuación, exploraremos algunas preguntas comunes que surgen al abordar esta crucial transformación para la industria:
Acelerar la transición energética requiere un plan de acción bien definido que debe estar adaptado a las capacidades de cada empresa. No se trata solo de cambiar de equipos. Es una transformación integral. Incluye procesos, infraestructura y cultura corporativa. Aquí le compartimos algunas recomendaciones prácticas:
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